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El esquí es un deporte apasionante que no está exento de riesgos. La posibilidad de caerse y sufrir una lesión siempre está ahí. Por este motivo, las estaciones, escuelas y monitores prestan especial atención a las medidas de prevención y seguridad para minimizar los riesgos. En la entrada de hoy vamos a hablar de las lesiones de esquí más frecuentes y los principales motivos por las que suceden.
Causas de lesionarse haciendo esquí
Existen multitud de causas para lesionarse practicando esquí. Los errores humanos son posiblemente los más habituales. Algunas veces por descuido y otras por falta de habilidad, condición física o acumulación de cansancio. También pueden surgir problemas en las fijaciones de la tabla o los esquíes, encontrar obstáculos imprevistos en la pista o caernos por simple mala suerte.
Conviene tener especial cuidado con los giros bruscos y desplazamientos laterales de las rodillas durante los descensos. Son una de las principales causas de lesión del ligamento cruzado. Y no menos importantes son las caídas. Caerse es inevitable si practicas esquí y otros deportes sobre tabla como el skate o el surf. Pero si tu cuerpo impacta sobre piedra, capas de hielo o caes en mala posición, podrías hacerte bastante daño.
Y no, aunque pueda parecerlo, no solo los novatos se lesionan. De hecho, esquiar es como ir al volante: No se puede perder la atención nunca, porque puede llegar a pagarse muy, muy caro. Por eso, por muy seguros que creemos que vamos, hay que tener muy presentes qué tipo de lesiones podemos producirnos, ¡así iremos con un poco más de cuidado!
Lesiones más frecuentes en el esquí
Hombros, rodillas, costillas y muñecas son unas de las lesiones más comunes del esquí
Las rodillas son las partes de nuestro cuerpo más afectadas por las lesiones de esquí. Según las estadísticas, en torno al 30-40% del total de las lesiones afectan a estas articulaciones, y no es para menos, ¡son las que más sufren! Eso sí, no significa que sean las únicas que puedan salir algo magulladas… o algo peor. A continuación veremos cuáles son las lesiones más frecuentes en el mundo del esquí, ¡ojalá no tengáis que sufrirlas nunca!
Lesiones de rodilla
Los problemas con nuestras rodillas pueden ir desde un simple esguince a una rotura del ligamento lateral interno y ligamento cruzado anterior, una de las lesiones más graves que existen en este deporte y que veremos más adelante en profundidad. Por fortuna, el esguince de ligamento es mucho más frecuente y menos importante. Es una de las lesiones más comunes en las personas que están aprendiendo esquí. De hecho, uno de cada dos deportistas la ha sufrido durante su etapa inicial. Normalmente se produce por un sobreesfuerzo de la rodilla al realizar distintas maniobras.
Los esquiadores también compartimos con los futbolistas una lesión de lo más aparatosa que, si bien no es la más dolorosa, sí que nos hace la puñeta como pocas. Hablamos de la rotura de menisco, cuyas consecuencias pueden acompañarnos durante toda la vida. Y al final de la lista, pero no por ello menos dolorosas, están las fracturas óseas en estas articulaciones del tren inferior. Son largas de curar, pero no suelen apartarnos para siempre de nuestra práctica favorita.
Lesiones de tronco
El tronco es otra de las partes más afectadas si tenemos un accidente practicando esquí. Al fin y al cabo es la parte más voluminosa de nuestro cuerpo, por lo que no es de extrañar que la mayoría de los golpes contundentes terminen afectándole de un modo u otro. Las lesiones más frecuentes se dan en las costillas, la columna y la cadera. Las más peligrosas, sin lugar a dudas, son las de columna, que pueden llegar a dejarnos postrados de por vida en una silla de ruedas.
Por desgracia, tras una caída resulta complicado saber cuál será la parte de nuestro cuerpo más afectada. Por eso, lo único que podemos hacer es intentar cubrirnos las partes vitales lo mejor posible.
Lesiones de hombros y muñecas
Otra de las zonas más comunes de lesión son los hombros. Si nos caemos y damos varias vueltas podemos dislocarnos la articulación (luxación glenohumeral). O peor aún, sufrir daños en el músculo rotatorio, fracturas de húmero o incluso de clavícula, que puede llegar a complicarse bastante. ¡Y si no, que se lo digan a Marc Márquez!
Además, si miramos al final de brazo, encontramos otras dos partes que quedan muy comprometidas en caso de accidente. La primera de ellas son las muñecas. Ante cualquier tipo de caída tendemos a poner las manos para amortiguar, pero no somos conscientes de que todo el peso de nuestro cuerpo caerá sobre ellas… y no siempre lo resistirán. De ahí que la luxación y la fractura de muñeca sean dos de las lesiones más habituales en las manos de un esquiador o snowboarder.
Eso sí, ¡no es la única! Hay otra que os costará creer, pero que es más habitual de lo que pensáis. Hablamos del ‘dedo de esquiador’, una hiperextensión de los ligamentos del pulgar o el índice. ¿Y a qué se debe esto? Pues, básicamente, a que la correa del bastón se quede enganchada en ellos, ¡la verdad es que es bastante doloroso!
Peores lesiones en el esquí
Una de las peores lesiones son los traumatismos craneoencefálicos, aunque es un problema que no suele darse a menudo. En estos casos es necesaria la hospitalización inmediata para conocer el alcance del daño y prevenir cualquier consecuencia grave. Lo mismo ocurre si sufrimos un fuerte golpe en la columna.
La rotura de los ligamentos cruzados se produce por un giro brusco de la rodilla y el apoyo del peso del cuerpo sobre la tibia. Si te ocurre lo sabrás al momento, ya que es una lesión muy dolorosa que te impedirá caminar.
Tratamientos
Afortunadamente, existen más tratamientos en el mundo de la medicina que lesiones en el del esquí. En general, cada problema presente en nuestro cuerpo suele tener varias vías para solucionarse, que suelen diferir en el método, el tiempo de recuperación, lo invasivas que resultan o el dinero que cuestan.
El primero al que se suele recurrir, si la zona del cuerpo lo permite, es la inmovilización larga. Si hay fractura, es la única forma de asegurarnos que los huesos se soldarán correctamente. En el caso de las luxaciones, la inmovilización no suele ser con escayola, sino con férula, pero tendremos que respetar igualmente los tiempos que se nos digan. De todos modos, aunque vaya bien, es posible que necesitemos utilizar alguna prótesis ortopédica de forma temporal.
Luego están los tratamientos basados en la rehabilitación, aunque unos no excluyen a otros. De hecho, tras una inmovilización con escayola, el siguiente paso lógico es pasar por las manos de un buen fisioterapeuta. Además de acortar los plazos de recuperación sensiblemente, una correcta rehabilitación nos ayudará a evitar posibles secuelas que podrían llegar a acompañarnos el resto de nuestras vidas.
En última instancia, en caso de que el resto de tratamientos no respondan, o de que el tipo de lesión sea lo suficientemente grave, no queda otra que recurrir a la cirugía. Es el caso de los traumatismos craneoencefálicos severos o las lesiones de rodilla que se complican. Los que entienden aseguran que en algunos casos es mejor que el ligamento se rompa por completo para así poder someternos a una intervención quirúrgica para reconstruirlo. Nosotros somos partidarios de pasar por quirófano únicamente si es estrictamente necesario, ¡aunque la decisión está en cada uno!
¿Cómo podemos prevenirlas?
Si se lo preguntáis a una madre, os dirá que la mejor forma de prevenir las lesiones de esquí es… no esquiando. Eso sí, si habéis llegado hasta este punto del post, lo más probable es que os guste disfrutar de este deporte tanto como a nosotros. Así las cosas, si tenemos claro que queremos practicarlo… ¿no será mejor que aprendamos a hacerlo de forma responsable? Hay formas y formas de subirse a unos esquías (y de deslizarnos sobre ellos), ¡así que aquí os dejamos algunos consejos para prevenir las lesiones de esquí!
- Si tenemos claro que esta temporada de esquí será la nuestra, es de vital importancia que nos preparemos desde semanas antes. Nuestra condición física, lo en forma que esté nuestro cuerpo, resulta clave a la hora de esquiar. Si estamos acostumbrados a hacer ejercicio, el esquí solo será un esfuerzo más. Sin embargo, si no solemos hacer deporte… se estará rifando una lesión y llevaremos todas las papeletas para que nos toque. Por cierto, ¡en medio de la nieve el calentamiento muscular es aún más importante que de costumbre!
- Equipamiento, casco y demás protecciones. Si para jugar al basket nos ponemos unos botines, y para el fútbol unas botas de tacos, para practicar el esquí necesitamos un equipamiento específico que debe estar en perfecto orden de revista. Y no, ir bien protegido no es un síntoma de debilidad, sino de sensatez.
- Cansancio. Aunque no os lo creáis, esquiar estando demasiado cansados puede acarrear lesiones importantes. Cuando vamos sobre los esquíes necesitamos tener todos los sentidos alerta, así que debemos estar bien alimentados y bien descansados.
Teniendo en cuenta todo esto, y sin perder de vista los posibles peligros, solo nos quedará disfrutar. Y si nos pasa algo, que puede ocurrir… ¡toca recuperarse para volver lo antes posible!
Lesivos, lesivos son todos los deportes, y más los “deportes de riesgo”. Yo pienso que mientras que se haga bajo supervisión de profesionales, sobre todo cuando no tienes mucha experiencia, no tienes por qué tener ningún miedo.
El caso es practicarlo con cabeza y utilizando siempre el sentido común, los que van como los locos pues claramente tienen más riesgo de lesionarse e incluso de jugarse la vida. Pero si se comporta uno de forma racional y con medidas de seguridad pues obviamente no hay por qué ir asustado.