Contenidos
Si no llevamos mucho en el mundo de la bicicleta, lo más probable es que pensemos que a la bicicleta solo hay que prestarle atención cuando nos da algún tipo de aviso. ¡Y de eso nada! Al igual que ocurre con un coche, conviene tenerla siempre a punto no solo para que no nos deje tirados en un momento dado, sino también para alargar la vida útil de todos sus componentes.
Hablando de componentes, uno de los que más sufre es la transmisión de la bicicleta. Contiene multitud de piezas móviles que además están sometidas a bastante estrés, por lo que conviene saber no solo cómo tenerla en perfecto estado de revista, sino cada cuánto hay que darle un repaso a cada elemento para asegurarnos de no llevarnos ningún susto. A eso precisamente hemos venido hoy, así que atentos, ¡que vamos con ello!
Cadena
La cadena es, sin duda alguna, el componente de la transmisión de la bicicleta al que más atención nos toca ponerle. Debemos revisarla justo después de cada salida, sobre todo si practicamos modalidades de ciclismo fuera de pista, y asegurarnos de mantenerla limpia y engrasada.
- Primero hay que limpiarla bien con agua y jabón o un spray específico.
- Después, tras dejarla secar, tocará engrasarla para dejarla a punto.
Además, el uso de la misma hace que los engranajes se elonguen y la cadena varía su longitud. Lo mejor es utilizar un medidor de cadena al menos cada 4 semanas. Así evaluaremos el desgaste y podremos decidir con antelación cuál es el mejor momento para cambiarla.
Pedales
Los pedales son el otro elemento que pensamos que no hay que mirar casi nunca y que conviene revisar también tras cada uso. Hay que limpiarlos a conciencia, engrasar sus muelles con un poco de lubricante, y asegurarse de que están bien apretados.
Además, si las salidas son frecuentes, lo más apropiado es desmontarlos cada 8 semanas para engrasar bien las correspondientes roscas. Por cierto, en caso de contar con mecanismo de calado, también habrá que asegurarse de que es completamente funcional.
Bielas
Con las bielas llegamos al grupo de elementos de la transmisión de una bicicleta que hay que revisar mensualmente. Lo suyo es que las apretemos cada 200 kilómetros para evitar holguras, pero como resulta complicado llevar esa cuenta, con una vez al mes nos aseguramos más que de sobra en la mayoría de los casos. Apretar y listo, ¡se acabaron los ruidos y las sensaciones extrañas!
Platos
Los platos no son a prueba de barro. Es por ello que conviene limpiarlos cada dos semanas, aunque incluyéndolos en la rutina mensual nos aseguramos de que no se nos pase. Además, durante la tarea habrá que revistar que no tienen ningún diente doblado, lo que podría suponer una salida de cadena al no engranar esta como debiera.
Desviadores
Resultan vitales para el correcto funcionamiento del cambio de marchas, así que no conviene permanecer más de un mes sin echarles un buen vistazo.
- Lo primero que hay que hacer es comenzar con el desviador trasero, asegurándose de que la roldana de encima de la patilla de cambio está en perfecta sintonía con las coronas de mayor y menor tamaño, ¡así nos ahorraremos la molestas salidas de cadena!
- Si no lo está, en este otro post te contamos cómo ajustar los cambios apretando o soltando los tornillos L y H.
- En caso de desviación, tocará desmontar el sistema y solicitar ayuda a un mecánico profesional, ¡a la larga nos ahorraremos dinero y disgustos!
- La operación con el desviador delantero es bastante similar a la del trasero, así que tan solo hay que seguir los mismos pasos.
Si además les ponemos algo de grasa a ambos, mejor que mejor.
Cableado
Y cerramos la revisión de elementos de la transmisión de una bicicleta con el cableado de la misma. En este caso bastará con hacerlo cada dos meses, o lo que es lo mismo, un mes sí y un mes no, así no hay margen de error. Lo mejor es llevar un registro en el móvil de lo último que se hizo en la anterior rutina, ¡así no nos dejamos nada!
En este caso, tanto con cableado como con fundas y pulsadores solo hay dos opciones:
- Limpieza y engrase
- Cambio por otros nuevos
Si no funcionan como deben, hay que quitarles la suciedad y engrasarlos como es debido. Si aún así no responden como esperamos, lo mejor es cambiar directamente cada elemento del sistema que no funcione.
No lo dejéis más allá de los cambios de temporada, aunque lo mejor, como os decimos, es evaluar su estado al menos cada 8 semanas.
Averías más frecuentes y cómo arreglarlas
Aunque cada bicicleta es un mundo, lo cierto es que hay ciertas averías que se repiten y que suelen ser fruto de un mal mantenimiento de la transmisión de la bicicleta.
Por ejemplo, el no limpiar una cadena y mantenerla engrasada hace irremediablemente que esta se oxide. Si coges el problema a tiempo y aplicas un producto específico, lo más normal es que la recuperes para la causa. Si no, te tocará cambiarla, ¡por suerte su precio es una ganga comparado con otros elementos de tu vehículo de dos ruedas!
Por otro lado está la rotura del diente de un plato. En este caso estamos ante una circunstancia que nos obligará a hacer una inversión algo mayor. Suele deberse a un golpe y la única solución está en sustituir el plato por otro de idénticas características. Y sin demora, porque los daños pueden terminar afectando a otros elementos más pronto que tarde.
Por último, la otra avería más clásica es que los cables de cambio se destensen. Esto tiene fácil solución, puesto que podrás ajustarlos tú mismo desde la rueda tensora. En caso de que el problema resida en los desviadores, en el apartado que encontrarás un poco más arriba en este mismo texto te hemos dejado un enlace a cómo solucionarlo.
El mantenimiento ideal para la transmisión
Tal y como os hemos contado a lo largo del artículo de hoy, lo ideas es revisar cada elemento de la transmisión de una bicicleta cuando toca. Prestad atención a los plazos, llevad siempre un registro de lo que le hacéis a vuestra bici y procurad tener repuestos en casa para actuar a la mayor velocidad en caso de problema.
Y si no tenéis problema con ello, llevad vuestra bicicleta a que la vea un profesional un par de veces al año. Así os aseguraréis de que todo está ok y prevendréis otros tipos de problemas que no se suelen ver venir.