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El buceo es un deporte de aventura que nos permite disfrutar del fondo marino y vivir una experiencia fascinante. Se divide en dos especialidades principales: el buceo libre y el buceo con equipo, que puede constar de una simple escafandra o los sofisticados sistemas de respiración con botella denominados SCUBA.
Esta actividad se ha popularizado en gran medida durante las últimas décadas, debido en parte a la proliferación de documentales y el desarrollo de nuevos equipos más fiables y económicos. ¿Estás pensando en practicarla? Pues entonces deberías conocer todas las medidas de seguridad que existen en la actualidad. ¿Dónde puedes hacerlo? En nuestra entrada de hoy, donde vamos a hablar de los riesgos del submarinismo y los posibles accidentes que pueden evitarse.
Riesgos en el submarinismo y cómo evitarlos
Para disfrutar de este deporte marino es imprescindible adoptar las medidas de seguridad necesarias, conocer el equipo de buceo y todos los problemas que pueden suceder durante una inmersión. De esta forma, reducirás en gran medida los factores de riesgo.
Síndrome de descompresión
La descompresión, también conocida como enfermedad del buzo, es un fenómenos habitual mientras practicamos el submarinismo. ¿Cómo funciona? Nuestra presión es más alta bajo el agua que en tierra firme, algo que se agrava a medida que descendemos o aumenta el tiempo de la actividad. Como consecuencia, el nitrógeno se acumula en los pulmones y llega a la sangre.
Para evitar la descompresión en el buceo tenemos que respetar las paradas de descompresión, que nos permitirán evacuar el exceso de nitrógeno. En caso contrario, podríamos llegar a sufrir lesiones muy graves.
También se aconseja no fumar 12 horas antes de sumergirnos ni viajar en avión 24 horas después, ya que la diferencia de presión sería demasiado elevada para nuestro organismo. ¿Consecuencias? La descompresión provoca pequeñas burbujas de gas en la sangre, que en el peor de los casos puede incluso llegar a causar la muerte.
Barotrauma o aire en el oído
El cambio de presión cuando buceamos también puede originar problemas en el oído, ya que al disminuir el volumen del tímpano se genera una lesión conocido como barotrauma. En otras palabras, se trata de una lesión en el tímpano que puede desencadenar hemorragias, rotura del tímpano y otros traumatismos.
Este accidente puede evitarse gracias a la maniobra de Valsalva. ¿En qué consiste? En inspirar, cerrar la boca y la nariz y echar el aire de forma que pase por la trompa de Eustaquio. Si todo ha ido bien, escucharás un pequeño sonido debido a las presiones equilibradas. Esta maniobra debe realizarse cada vez que descendemos un par de metros de profundidad. Y a la hora de ascender, debemos moderar la velocidad.
Agua en los pulmones
Los edemas pulmonares inducidos por la natación (SIPE) se pueden dar en buceadores jóvenes y sanos, pero es un problema mucho más frecuente a medida que avanza la edad y se acumulan las inmersiones. Que entre agua en los alvéolos pulmonares puede tener consecuencias fatales, por lo que es indispensable reconocer los síntomas para salir a tiempo a la superficie.
¿Qué debemos evitar? Algunos elementos favorecen la aparición del SIPE, como por ejemplo sumergirnos en agua muy fría, tener la tensión alta, enfermedades cardiovasculares e incluso ciertas predisposiciones genéticas. Por lo que se recomienda utilizar protección térmica, no realizar esfuerzos demasiado intensos y cuidar la condición física.
Narcosis
Y finalmente, vamos a acabar nuestra entrada de hoy sobre los riesgos del buceo con la narcosis. Se trata de un accidente bioquímico que provoca una sensación de euforia y disminuye nuestra capacidad de razonar, por lo que se la denomina popularmente como embriaguez de las profundidades.
Los submarinistas afectados olvidan las medidas básicas de seguridad, provocando situaciones muy graves para su salud. La narcosis también está relacionada con el incremento del nitrógeno y es más común cuando llegamos a los 30 metros de profundidad. A los 60 vuelve a repetirse y a los 90 metros puede causar la pérdida del conocimiento.
Para prevenir esta situación de riesgo, el buzo profesional debe reducir la presión arterial antes de sumergirse. Además, una vez alcanzados los 30 metros es indispensable bajar más lentamente. Y si notamos muestras de cansancio, se recomienda no seguir progresando y regresar a la superficie en breve.
¿Estás decidido a disfrutar del submarinismo? Es una práctica fascinante tanto para los amantes del deporte como la naturaleza. Nuestro consejo es que tomes todas las medidas de seguridad que hemos visto y contrates un seguro de buceo. De esta forma, disfrutarás de la experiencia y minimizarás los riesgos.
¿Se nos ha pasado algo por alto? Si es así, ¡no seas tímido y háznoslo saber en los comentarios!