El mal agudo de montaña, conocido coloquialmente como el mal de altura, se produce por la falta de oxígeno (hipoxia) cuando una persona se encuentra a grandes altitudes.
Esto provoca una serie de trastornos asociados a esa falta de oxígeno que se produce cuando alguien se encuentra muchos metros por encima del nivel del mar.
El mal de montaña puede ser pasajero siempre que se detenga el ascenso cuando empiezan a aparecer los síntomas. Con un descanso y un aporte adecuado de agua e hidratos de carbono, se puede seguir avanzando siempre que esos síntomas hayan desaparecido. En caso contrario, lo adecuado es descender a cotas más bajas de altitud para que desaparezcan.
Hay que aclarar que no hay menor cantidad de oxígeno en la atmósfera a medida que se va subiendo en la montaña. Esa concentración es de aproximadamente el 21% sea cual sea la altitud a la que nos encontremos; lo que sí disminuye a medida que ascendemos es la presión atmosférica y, por tanto, también la presión parcial de oxígeno en el aire que inspiramos. De ahí que se produzca este fenómeno.
¿Por qué se produce el mal de altura? Básicamente, por la falta de aclimatación del organismo a esta ‘falta de oxígeno’ que se experimenta con la altitud.
El mal de altura tiene las siguientes características:
En la aparición del mal de altura no influye el estado de forma de la persona que lo padece. ¿Has visto alguna vez a Leo Messi cuando ha tenido que jugar un partido de fútbol con la selección argentina en La Paz (Bolivia), por ejemplo? Ni el mejor futbolista del mundo queda libre de padecerlo, sobre todo porque él vive en Barcelona, es menor de 50 años, etc.
Pero es importante saber que el mal de altura no afecta igual a todo el mundo, porque hay personas que soportan mejor que otras este cambio brusco de altitud.
Cuando nuestro organismo no es capaz de adaptarse a unos niveles de oxígeno tan bajos, no puede funcionar correctamente, de ahí que se produzca el mal de montaña, el cual se manifiesta a través de los siguientes síntomas:
Estos síntomas pueden aparecer, como hemos dicho, a partir de las seis o doce horas de haber llegado a lugares de gran altitud, pero pueden incluso notarse hasta 24 horas después.
La gravedad del mal de altura dependerá de la altura a la que nos encontremos, la velocidad con la que hayamos llegado a esa cota de altitud y la actividad física que hayamos realizado a esa altura.
Normalmente, los síntomas desaparecen cuando descendemos a cotas más bajas, pero no hay que descuidar las señales porque, en casos más graves, pueden aparecer otros síntomas como confusión, dificultad respiratoria e incluso coma en situaciones muy extremas.
Como decimos, la probabilidad de sufrir el mal de altura cuando se asciende en una montaña no depende ni de la edad, ni del sexo, ni del estado de forma… Aunque, en parte, puede influir (porque ya hemos visto que es más frecuente entre personas menores de 50 años).
Lo que sí existen son factores de riesgo que pueden hacer que quien sufra este fenómeno padezca síntomas más graves que, como acabamos de explicar, pueden llegar a ser preocupantes.
Por ejemplo, a los factores que hemos desgranado antes, como la falta de costumbre de encontrarse a grandes altitudes o la rapidez con la que se produzca el ascenso a la montaña, tenemos que sumar otros factores que pueden agravar el mal de altura:
Si los síntomas son muy extremos se pueden producir consecuencias que pueden llegar a ser potencialmente mortales, como un edema pulmonar o cerebral.
Es por eso que hay casos en los que no es en absoluto recomendable viajar a grandes altitudes. ¿Cómo cuáles?
Hasta los atletas más experimentados pueden llegar a sufrir el mal de montaña. Por eso, para evitarlo es fundamental la aclimatación. Se recomienda que la ascensión se realice poco a poco, de manera suave, para que el cuerpo se vaya acostumbrando a la altitud. Y eso puede suceder en días e incluso semanas, por lo que es aconsejable que se vaya ascendiendo y realizando descansos de varios días hasta llegar a la altitud que buscamos en la montaña. Además, también se recomienda:
Recuerda que el diagnóstico temprano es muy importante porque el mal de altura es más fácil de tratar en las etapas iniciales. Y la principal recomendación es descender para recuperar el oxígeno que te falta y guardar reposo. Mucho cuidado con esto porque no queremos tener que administrar oxígeno adicional ni terminar en el hospital o algo peor.
El vuelo acrobático, también conocido como acrobacia aérea, es un deporte en el que se…
¿Conoces todos los estilos de skate que existen? En este post vamos a hablar de…
¿Eres amante del karting? ¿Te gustaría probar la experiencia de pilotar tu propio kart en…
La mayoría de los aficionados al esquí en nuestro país se decanta por el esquí…
Saltar en paracaídas es una experiencia que cada vez más personas quieren probar. Por eso…
Aunque no te lo creas, existe un jugoso debate sobre si el paracaidismo es un…