Se podría decir que los Juegos Olímpicos de invierno son los grandes desconocidos del panorama deportivo internacional. Por eso, cuando vemos una de sus pruebas en la tele, nos pasamos más tiempo preguntándonos qué está ocurriendo que dedicándonos a disfrutar, ¿y sabéis qué? ¡Que eso se acabó! Hoy, en Deportes Riesgo, os traemos una completísima guía para que aprendáis a disfrutar de uno de los deportes de invierno más vibrantes que existen: el biatlón. Una prueba de esquí y precisión que nos robó el corazón en su día y que hoy compartimos con todos vosotros, ¡esperamos que os termine gustando tanto como a nosotros!
El biatlón es una disciplina deportiva, un deporte de invierno que aúna velocidad en el esquí con la precisión necesaria en el tiro con carabina. La principal diferencia con otras disciplinas como el triatlón o el decatlón, además del número de pruebas, es que para la práctica del biatlón es necesario un entorno nevado. Tal y como indica el prefijo bi-, el biatlón se compone únicamente por dos pruebas enlazadas. No, afortunadamente no hay que nadar en aguas gélidas, ni ir corriendo por la montaña con raquetas en los pies. El entorno en el que se practica este deporte necesitaba de otro tipo de pruebas, y sus creadores se basaron en un tipo de entrenamiento militar que terminaron adaptando a la práctica deportiva.
Pero vayamos al grano, ¿no os parece? Es probable que alguna vez hayáis visto una prueba de biatlón y no hayáis hecho mucho caso por aquello de la incomprensión. Por no entender muy bien qué estaba pasando ante vuestros ojos, ¿a que sí? Pues después de esta guía que nos hemos currado en Deportes Riesgo eso no solo se acabó, sino que además vais a empezar a disfrutar de este deporte. ¡Y mucho!
Empezaremos por lo básico. Tal y como ya os hemos adelantado, el biatlón se compone de dos fases: la carrera de esquí de fondo, en la que se utiliza el estilo libre, y el tiro al blanco con rifle. Eso sí, no se realiza primero una y luego la otra, como sería habitual en otras disciplinas, sino que se entrelazan, lo que complica bastante más la cosa. Alterna explosividad total con concentración extrema, algo nada sencillo de gestionar para el común de los mortales, ¡y con ese frío, aún menos! Y ahora que ya sabemos qué es el biatlón… ¿qué os parece si profundizamos?
Estaba claro que, si se quería hacer una prueba de velocidad en un entorno nevado, había que olvidar de ir corriendo. En la montaña no hay nada mejor para ir veloz que calzarse unos esquís, pero la forma de esquiar en el biatlón no es la misma que en la mayoría de pruebas deportivas de invierno. Mientras que en las pruebas de descenso la velocidad es cosa, principalmente, de la gravedad, en el biatlón la potencia la dan las piernas del deportista. Es lo que tiene el esquí de fondo, que alterna superficies llanas con pequeñas pendientes, nada pronunciadas, y cambios de dirección no muy exigentes. La idea no es tanto llegar pronto, que también, sino llegar cansados.
Otra de las diferencias con las pruebas de descenso, o incluso con otras de esquí de fondo, es que el circuito en el que se desarrolla el biatlón es cerrado. No empieza en un punto y acaba en otro distinto, sino que hay que ir dando vueltas hasta llegar a la zona de tiro en cada una de ellas. Y aquí llegamos a otra de las grandes diferencias con cualquier otro tipo de prueba:
Lo normal es dar entre 3 y 5 vueltas al circuito, y las distintas modalidades de biatlón radican, entre otras cosas, en la distancia total a recorrer. ¿Y por qué hay pausas entre vuelta y vuelta? ¿No es esto contraproducente para el resultado? No, de hecho es lo que hace a este deporte tan especial. Entre vuelta y vuelta hay que acertarle a varias dianas, y os aseguramos que se vuelve más complicado a cada vuelta, ¡es un espectáculo!
El rifle deportivo es el otro elemento indispensable del biatlón. Primero, porque con él es con el que deberemos ganarnos los puntos que pueden llevarnos hasta la victoria, ¡no todo está en las piernas! Y segundo, porque debe ir siempre con el deportista. En efecto, también durante la carrera.
¿Más complicaciones? Entre vuelta y vuelta hay que efectuar dos tandas de disparos, una de pie y otra ‘cuerpo a tierra’, tumbados boca abajo. Pensaréis que está chupado, pero imaginaos llegando al punto de disparo, por ejemplo en la cuarta vuelta. Habiendo corrido ya unos cuantos kilómetros, con un peso extra sobre vosotros y, para colmo, sin poder quitaros los esquís cuando toda tumbarse panza abajo en la fría nieve. ¿A que ya no os parece tan sencillo? ¡Pues aún no os hemos dicho cómo es el blanco al que hay que acertarle!
La competición tiene en cuenta las diferencias que supone el hecho de apuntar de pie o tumbado. A mayor apoyo mayor estabilidad, y a mayor estabilidad, mayor puntería. Por eso tiene toda la lógica del mundo que el blanco varíe de tamaño en función de la postura del tirador, ¿a que sí? Pues varía, ¡vaya si varía!
Como veis, uno es más de la mitad de pequeño que el otro, ¡de ahí que el elemento de la concentración sea crucial en el biatlón!
¿Cómo surge un deporte como el biatlón? Tal y como ha ocurrido con la tecnología durante muchas décadas (todavía pasa), primero fue cosa del ejército. Los cuerpos armados escandinavos debían adaptarse al medio, y la mejor forma de hacerlo era entrenar con esquíes y aprendiendo a disparar sobre ellos. Esto hizo que, a finales del siglo XIX, se comenzase a competir a modo de exhibición. Eso sí, los únicos que podían dedicar el tiempo necesario a este tipo de entrenamiento eran los militares, que además cobraban por ello. Esto hizo que, durante muchas décadas, ellos fuesen los únicos que practicaban algo parecido al biatlón, aunque aún no se llamase así.
No fue hasta mediados del siglo XX cuando el biatlón se instauró como tal y se convirtió en disciplina olímpica. De hecho, su primera incursión en unos JJ.OO., en 1960, estuvo más cerca del siglo XXI que del XIX, época en la que había nacido. Curiosamente, al principio formaba parte de una prueba más amplia, en pentatlón. Esta contaba con modalidades como la equitación, la esgrima o el descenso, pero se pensó que era demasiado jaleo y que convenía simplificarlo todo mucho si se pretendía que un día llegase a practicarse de forma oficial.
Su estreno bajo los aros olímpicos fue en los JJ.OO. de 1960, en la ciudad estadounidense de Squaw Valley. Dos décadas después, en 1980, en Lake Placid, también en EE.UU., pudieron estrenarse las mujeres; y en 1988, en Calgary, les llegó el turno a los paralímpicos.
A pesar de ser un deporte con tanta tradición, lo cierto es que nunca se ha cerrado a actualizaciones. Estas han ido haciendo surgir nuevas modalidades que veremos un poco más adelante en este mismo post, ¡aunque antes aún queda mucha tela que cortar!
Vale, a estas alturas de la entrada de hoy ya tenemos algunas nociones básicas sobre el biatlón, pero… ¿por qué normas se rige este curioso deporte? ¿Hay una complicada puntuación para determinar quién tiene más puntería que los demás? ¿Gana el que más rápido llegue a la meta? La cosa va más por lo segundo que por lo primero, pero lo mejor será que analicemos sus reglas en profundidad. No son difíciles de asimilar, desde luego, pero no son las primeras que se nos vienen a la cabeza. Para empezar, en efecto, gana el que complete la carrera en menos tiempo, pero eso no siempre significa que sea el que primero llegue a la meta. Depende de qué tipo de reglas se estén aplicando.
Los blancos en la diana no suman, sino que restan más, menos o nada. Cada fallo en un disparo conlleva una penalización, que puede ‘pagarse’ recorriendo una mayor distancia de la estipulada o con una sanción de tiempo, que se suma al total de la carrera. Esto, claro está, puede hacer que el resultado final poco o nada tenga que ver con el orden físico de llegada a meta, por lo que la emoción está servida hasta el último minuto de la competición.
Eso sí, las reglas del biatlón no solo afectan al resultado final, sino que marcan, y mucho, la dinámica de este deporte de invierno. Por eso, por si os animáis a practicarlo, o simplemente por si sois aficionados y no entendéis que está pasando en vuestras pantallas, aquí os dejamos algunos de los rasgos más característicos de este deporte. Porque si sois capaces de entender la norma del fuera de juego en el fútbol… ¡sois capaces de cualquier cosa en el mundo del deporte!
Cualquier amante del esquí con cierta curiosidad por la disciplina del tiro puede empezar a practicar biatlón. Eso sí, al igual que en la mayoría de deportes competitivos, existen distintas categorías en función de la edad de los participantes. Estas se corresponden con las distintas etapas de desarrollo físico de las personas e intentan hacer la competición un poco más justa. En el ajedrez, por ejemplo, un deporte en el el lo importante es pa psique, se obvia la edad para centrarse en un sistema de puntos que haga los emparejamientos más justos. Sin embargo, en este deporte de invierno es componente físico es importantísimo, de ahí esta división en categorías:
Cuando hablamos de un deporte de invierno como el biatlón, pensamos que puede desarrollarse incluso con las peores condiciones ambientales. Sin embargo, esto no es así para nada. Sí, la actividad puede desarrollarse con cierto viento, cierta cantidad de lluvia o incluso de nieve cayendo del cielo. Eso sí, el hecho de que la prueba se desarrolle al aire libre hace que haya tres factores que no se puedan controlar y que pueden suponer tanto el retraso como la cancelación de una prueba:
El hecho de que cada deportista lleve su propio material puede hacer que surjan desventajas y diferencias entre los más y los menos pudientes. Por eso, más allá de lo que se hayan gastado en él, todos los elementos claves en el biatlón deben cumplir una serie de requisitos:
Además del juego limpio, algo que ya se presupone, sobre todo en un deporte olímpico, hay una serie de reglas que no pueden incumplirse para llevar a buen término la participación en una prueba de biatlón.
¿Y qué pasa con la fase de disparo? También tiene sus peculiaridades:
Como ya hemos mencionado antes, las sanciones son la salsa del biatlón, las que hacen que una carrera pueda dar un auténtico vuelco tras haber terminado.
Conviene recordar que los blancos oscilan entre los 45 y los 115 milímetros. Os aseguramos que conviene bastante invertir un poco más de tiempo en ajustar la precisión que tener que andar ‘pagando multas’.
El hecho de que el biatlón sea un deporte de invierno bastante abierto ha hecho que vayan surgiendo distintas modalidades con los años. Esto, además de aportar espectacularidad a las competiciones, hacen la actividad más divertida, tanto para el espectador como para el propio deportista. ¡Aquí os dejamos las características de las distintas modalidades de biatlón!
Es la modalidad original de competición en el duatlón y, por qué no decirlo, la más vibrante. En ella, los participantes salen cada 30 segundos para estorbarse lo menos posible. En el camino, los particiàntes encuentran 4 estaciones de tiro, cada una de ellas para disparar de pie o en posición de ‘cuerpo a tierra’.
Añadir un plus de velocidad a este tipo de pruebas siempre resulta atractivo. Por eso se decidió reducir a la mitad la longitud recorrida, y por eso aquí prima más la velocidad del esquí que la puntería. Las penalizaciones por fallar en la precisión, por desgracia para algunos, no son tan influyentes en esta modalidad.
No es la única disciplina que cuenta con esta modalidad, ya que lo más probable es que nos suene, por ejemplo, del ciclismo en pista. En el caso de este deporte de invierno, se realiza una prueba de sprint previa que marca en qué orden saldrán los participantes. La diferencia entre unos y otros marcará cuándo deben salir. Es decir, no salen todos a la vez, pero sí que gana el que antes llegue a la meta.
Se hace por equipos, que pueden ser de 4 hombres, 4 mujeres o mixtos (2 y 2). La elección de uno u otro determina las distancias a recorrer. Si el equipo es mixto, primero salen las mujeres, que realizan su distancia, y luego los hombres, que deben recorrer algo más de camino. Esta modalidad cuenta con la característica de que, de haber algún fallo en el disparo, los deportistas pueden utilizar hasta 3 balas de más. Eso sí, deben cargarlas una a una, por lo que luego tienen que compensar este tiempo en la fase de esquí. Finalmente, para que el relevo sea válido, el relevista que llega debe tocar la pierna del que le sustituya.
Fue la última modalidad en aparecer, allá por la década de los 90, y se diferencia de las demás en que todos los deportistas salen a la vez. Normalmente, la clasificación para esta modalidad se realiza con una carrera previa en la modalidad de persecución.
Como veis, en el biatlón hay mucha tela que cortar. Ahora solo tenéis que echar un vistazo para ver cuándo se celebra la próxima competición televisada… ¡y a disfrutar!
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